Probióticos: somos un ecosistema

Desde hace unos años se están poniendo de moda los probióticos. Están apareciendo multitud de ellos, con las más variopintas indicaciones. Vamos a intentar clarificar una serie de cuestiones que pueden surgir:

¿Qué son los probióticos?

Son microorganismos vivos, que tomados en cantidades adecuadas, son beneficiosos para la salud de las personas que los toman.

En el fondo más que un individuo, cada uno de nosotros somos millones de individuos. Somos verdaderos “ecosistemas”. Por ello cada una de las poblaciones de “bichos” que viven en nosotros debe estar en equilibrio.

Aquellos de vosotros que os peguéis la siesta con los documentales de la 2, sabréis que cuando en la pradera, baja la población de zorros por cualquier motivo, acaba subiendo la de conejos y se puede producir una plaga de estos últimos. Si la pradera pudiera tomar “pastillitas de zorros”, éstos serían un probiótico, ya que combatirían la plaga y equilibrarían la población de conejos.

¿Qué diferencias hay entre probiótico, prebiótico, pribiótico, prubiótico y antibiótico?

Un probiótico son los “bichos que hemos comentado”, un prebiótico son sustancias que les gustan a estos bichos. Son sustancias (fundamentalmente carbohidratos) que no podemos digerir, y que tienen un efecto beneficioso ya que estimulan el crecimiento de los microorganismos beneficiosos intestinales. Es decir, es como si a nuestra pradera añadimos unas vitaminas para los zorros.

Sin embargo un pribiótico y un prubiótico son palabras que me he inventado y no existen. Por lo tanto, a lo que nuestra salud se refiere: “ni fu, ni fa”

Los antibióticos sí que existen, pero por desgracia, como sigamos al paso que vamos con las resistencias originadas por el mal uso de éstos, dentro de unos años será como si no existieran.

¿Esto de los probióticos es algo nuevo?

La respuesta a esta pregunta puede responderse con otra pregunta: ¿desde cuando existen los yogures, el queso…?

Y de los medicamentos que se nos quedan en la memoria colectiva el Lacteol comprimidos que todos hemos tomado en nuestra infancia.

Estos y otros muchos alimentos nos aportan microorganismos beneficiosos para mantener el equilibrio de “nuestra pradera”.

¿Sirven para todo lo que dicen?

Se les atribuyen infinidad de indicaciones: tratamiento y prevención de diarreas infecciosas, diarreas asociadas a antibióticos, vaginosis bacterianas, candidiasis, infecciones del tracto urnario, infecciones del tracto respiratorio, aumento de las defensas, prevención de las caries, y un largo etc.

Sin embargo, a pesar de los muchos estudios científicos al respecto, para hablar de evidencia científica hemos de contar con estudios de calidad, bien diseñados etc.

Por lo tanto, son menos las indicaciones en las que contamos con suficiente evidencia científica, hoy en día, como para asegurar que son útiles. Entre las evaluadas por Cochrane y que arrojan un resultado positivo tenemos: prevención y tratamiento de la diarrea infecciosa, prevención de la diarrea asociada al uso de antibióticos, prevención de la enterocolitis necrosante en neonatos prematuros, infecciones agudas de las vías respiratorias superiores, prevenir la diarrea asociada al Clostridium difficile.

Ojo, no todos los probióticos sirven para todo. Es decir, cada cepa de microorganismos ha sido estudiada para una indicación concreta.

Conclusión

A llenarse de “bichos buenos”, que nuestro ecosistema personal nos lo agradecerá.