Te has levantado con los ojos como dos tomates, lo que te sale de la nariz no es “moquita”, son las cataratas Victoria, y el mosquito tigre que rondaba anoche por tu habitación te ha dejado unos cuantos regalos que te han convertido en el muñeco de Michelin. Lo que te está pasando, aparte de hacerte un desgraciado, es una reacción alérgica. Alergia. De momento, nada que no sepas. Pero si quieres que te cuente algo que quizá no sepas, sigue leyendo.
¡¡No puedes pasar!!
Del mismo modo que Gandalf impidió la entrada de Balrog en las Minas de Moria (referencia para los más frikis), el sistema inmunitario actúa como un defensor de cualquier sustancia que él considere extraña. Generalmente hace bien su trabajo, pero a veces, cuando nota la presencia de determinadas sustancias como polen, polvo o saliva de mosquitos, se le va la olla, se vuelve hiperprotector y desencadena una reacción exagerada. Y entonces es cuando se arma la de Dios.
La pandilla
En realidad, voy a simplificarte un proceso que es mucho más complejo. Digamos que alguien que va paseando ve algo, algo que le parece extraño pero igual no es para tanto. Pero como no se fía porque está oscuro, llama a otro, que es un poco más grandote. El grandote, que ya lo conoce de otras veces, se fía de él y llama a sus colegas, y después de un rato está ahí toda la pandilla, que deciden que lo mejor va a ser llamar al jefe supremo: la histamina.
Vito Corleone
El jefe no escatima en recursos. Que si vamos a dilatar un poco los vasos sanguíneos, que si vamos a echar líquido fuera, que si vamos a contraer un poco los bronquios. Y como te está tocando un poco las terminaciones nerviosas, te está dando un poco de picorcito.
Al final, lo tienes todo hinchado, enrojecido y caliente. Y si tiene un mal día, te regala una reacción anafiláctica, que es una cosa muy chunga que espero que nunca te pase.
Soy defectuoso
Sí, lo eres y lo siento. Pero si te hace sentir mejor, tú no naciste con alergia. La alergia no es algo que ocurre la primera vez que alguien entra en contacto con un alérgeno. En realidad, cuando tu sistema inmunitario se encuentra con “el extraño” la primera vez, piensa: “Le echaré una foto por si en el futuro me lo vuelvo a encontrar”. Y cuando ese futuro llega, entonces es cuando empieza todo ese proceso que te he contado antes.
La polisía
En realidad estos no son delincuentes, son unos a los que se les ha ido la chaveta, pero igualmente la policía, o antihistamínicos, pueden poner un poco de orden. Digamos que los antihistamínicos actúan creando un cordón de seguridad alrededor de la histamina para que, aunque grite mucho, nadie le haga caso.
Superconsejito del farmacéutico
Atento al superconsejo: lo mejor para evitar la alergia es evitar los alérgenos. De nada. Hablando en serio, desde la farmacia podemos ofrecerte una serie de recomendaciones sobre cómo evitar la exposición a determinados alérgenos. Ven a vernos cuando quieras, estaremos encantados de atenderte.