Me ha mandado el médico un preparado, una pócima…Son muchas las formas en las que nos solicitan las fórmulas magistrales.
La imagen tradicional del boticario ha venido asociada a la elaboración de medicamentos. Nos imaginamos las representaciones típicas que desde la edad media hasta el siglo XIX, han simbolizado al boticario mortero en mano.
Pero realmente, ¿Qué son las fórmulas magistrales? ¿Son medicamentos antiguos? ¿Para qué se utilizan? ¿Realmente se utilizan hoy en día?..
En este post voy a intentar responder a estas preguntas.
Vamos por partes
En primer lugar hay que advertir que una fórmula magistral es un medicamento. Así queda especificado en la ley. Y ¿Que significa que sean medicamentos? Que, tal como dice la ley: se presenta como poseedor de propiedades para el tratamiento o prevención de enfermedades o que pueda usarse con el fin de restaurar, corregir o modificar las funciones fisiológicas ejerciendo una acción farmacológica, inmunológica o metabólica, o de establecer un diagnóstico médico.
Concretamente la ley define las fórmulas magistrales como: el medicamento destinado a un paciente individualizado, preparado por un farmacéutico, o bajo su dirección, para cumplimentar expresamente una prescripción facultativa detallada de los principios activos que incluye, según las normas de correcta elaboración y control de calidad establecidas al efecto, dispensado en oficina de farmacia o servicio farmacéutico y con la debida información al usuario.
Es decir no son ni remedios secretos, ni potingues extraños, ni nada raro, son medicamentos y además prescritos por el médico y preparados por el farmacéutico para un paciente concreto. Son medicamentos personalizados.
Pues ahora que sabemos que no son pócimas (bebidas elaboradas con diversas hierbas, especialmente la que tiene poderes mágicos), un “mezclijo”, un preparado “casolano”…, vamos a responder a la siguiente pregunta: ¿Son medicamentos antiguos? Pues como diría un boticario gallego, depende. En ocasiones, se trata de medicamentos utilizados desde hace muchísimos años, y otras veces se trata de medicamentos muy nuevos. Así que, a pesar de que nos den esa imagen, debida a que se preparan en la farmacia, como se hacía antiguamente con todos los medicamentos, no tienen por qué ser medicamentos “antiguos”.
Y es que, pasan los años no solo para que estemos más viejos y arrugados, el paso del tiempo también conlleva la evolución de la ciencia y la técnica.
¿Para qué se utilizan? Para conseguir medicamentos que no se elaboran industrialmente (por cuestiones económicas, de estabilidad…). Esto nos permite tener medicamentos adaptados a un paciente concreto, ajustando dosis, forma farmacéutica, excipientes, combinaciones de fármacos…Por ejemplo, el famoso omeprazol solo está comercializado en cápsulas de 10, 20 y 40mg, por lo que para un niño que precisamos dosis más bajas y no se puede tragar cápsulas, se puede formular en jarabe. Otro ejemplo una pomada de fluoruracilo, que se utilizaba para la dermatitis actínica, dejaron de comercializarla hace unos años, por lo que si el médico considera que es ese el medicamento que debe utilizar lo podrá prescribir como fórmula magistral y se lo harán en la farmacia.
¿Realmente se utilizan hoy en día? La verdad es que se utilizan poco, pero mucho más de lo que os podáis imaginar. Por ejemplo en 2008 se hicieron 8.850.000 fórmulas magistrales financiadas por el servicio nacional de salud (a nivel ambulatorio). Así, si consideramos que un gran porcentaje de las fórmulas magistrales prescritas, lo son en el ámbito privado, y que aquí no se contabilizan las utilizadas a nivel hospitalario, nos podemos hacer una idea de que no es algo meramente anecdótico.
Conclusión
Las formulas magistrales son medicamentos, personalizados, que se elaboran en las farmacias más frecuentemente de lo que imaginamos. Y lo más importante, las pócimas solo saben hacerlas bien los druidas, por más que lo intento mis fórmulas no tienen poderes mágicos. Y no creáis que no le pongo empeño.
Bibliografía
Ley 29/2006, de 26 de julio, de garantías y uso racional de los medicamentos y productos sanitarios