Hoy, 14 de noviembre, celebramos el Día Mundial de la diabetes, y como ya te debes saber de memoria qué es la diabetes y cómo se produce porque te lo he contado un porrón de veces, por ejemplo, aquí, hoy vamos a centrarnos en un problema específico de los diabéticos. No nos referimos a que sean el colectivo más afectado por las picaduras de mosquitos por aquello de que tienen la sangre dulce, nos referimos al pie diabético.
¿Un pie con seis dedos?
No, el pie de los diabéticos sigue teniendo cinco dedos. Lo que se conoce como pie diabético es una condición derivada de los niveles de azúcar altos en sangre. Como te decía en el otro post, el exceso de azúcar en sangre, o hiperglucemia, puede dañar los vasos sanguíneos y el sistema nervioso. Esto produce por un lado, una pérdida progresiva de la sensibilidad y, por otro, problemas en la circulación sanguínea.
¿Y qué?
Para que lo entiendas mejor, si un diabético que no se ha cuidado demasiado se compra unos zapatos nuevos que le producen una ampolla, puede ser que no le duela tanto como debería. Además, como tiene la circulación sanguínea comprometida, esto hará que tarde más en curarse y cicatrizar, incluso puede agravarse en caso de infección, por ejemplo. Que una herida se infecte y no cicatrice puede tener consecuencias que no quiero decirte por no asustarte, pero que no son nada buenas.
Te lo digo a ti, diabético
Si eres diabético y no sabías nada de esto, te doy una serie de consejos para cuidar tus pies:
- El primero y más importante de todos, controla tus niveles de azúcar. No hay nada mejor para controlar las consecuencias que evitar sus causas. Lleva una dieta sana y equilibrada, adaptada a sus propias necesidades, y realiza ejercicio físico regular. Si necesitas algún consejo sobre estilo de vida, en la farmacia podemos ofrecértelo en cualquier momento.
- En cuanto a tus pies…
– Lávalos todos los días (no te estoy llamando cochino) y mantenlos hidratados.
– Revísalos también diariamente por si te hubieses producido alguna herida sin darte cuenta.
– Córtate las uñas regularme y lima los callos suavemente, aunque te recomiendo que si no eres muy diestro en estas cosas acudas al podólogo.
– Evita la humedad excesiva de los pies con calcetines y calzado adecuado, que no te aprieten para tus pies tengan una buena circulación sanguínea.
– Protege tus pies del frío y del calor excesivos.
Estos son algunos consejos que puedo ofrecerte. Sin embargo, ante cualquier cambio que observes, acude a tu médico. Y recuerda que nosotros estamos disponibles en la farmacia para resolverte cualquier duda sobre tu enfermedad.